El simbólico itinerario de la Hermandad de la Santa Vera Cruz el Jueves Santo en Olivares
La fundación de la hermandad de la Santa Vera-Cruz de Olivares se puede situar en torno a 1535 (los primeros documentos en que se la nombra datan de 1536), y se fundó bajo los auspicios de D. Pedro de Guzmán, primer conde de Olivares, quien había recibido dicho título de manos del emperador Carlos V. La fundación de la hermandad es paralela a la fundación de una capilla que se puso bajo la advocación de la Antigua. Sus primeras reglas fueron aprobadas el 12 de mayo de 1552. Entre los doce fundadores primitivos de la hermandad quedó claro que dos de sus principales titulares tenían que ser la Santa Cruz y la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, tal como aparecen en el título de la hermandad desde entonces. La adoración a la Preciosa Sangre de Cristo se sigue practicando en el llamado Ejercicio de las Cinco Llagas, oración previa a cada misa del quinario que la hermandad celebra anualmente durante la Cuaresma en honor de uno de sus titulares, el Santísimo Cristo de la Salud, cuyo nombre evoca el histórico hospital que estuvo anejo a la capilla entre los siglos XVI y XIX y que, tras muchos avatares, hoy día es la casa-hermandad. (imagen del escudo de la hermandad con el siguiente pie de texto: Regla 4ª.- Escudo, insignia y sello 1. El Escudo de la Hermandad estará formado por dos óvalos unidos por su parte baja; el óvalo de la izquierda partido en dos campos verticalmente; en el campo de la izquierda sobre fondo azul, una cruz verde sobre monte del mismo color. En el de la derecha sobre campo de plata, las Cinco Llagas sangrantes en su color, dos arriba y dos abajo más pequeñas y la del costado en el centro de mayor tamaño. En el óvalo de la derecha el escudo de la Casa de Guzmán, por ser D. Pedro de Guzmán, primer Conde de Olivares y fundador de la Hermandad. En su parte superior, entre los dos óvalos un Ave María con corona real.)
El simbolismo de la Preciosa Sangre de Cristo y de la Santa Cruz hizo que ya en las primeras reglas de mediados del siglo XVI figurase que el itinerario de la cofradía en la noche del Jueves Santo siguiera un recorrido marcado por cinco cruces de hierro forjado colocadas en diversos puntos del pueblo, cruces que simbolizan, además del madero que fue el instrumento de tortura de Jesucristo, sus cinco llagas sangrantes. Este recorrido se ha mantenido grosso modo hasta nuestros días, así como cada una de las cruces, conservadas en la actualidad en los cinco puntos marcados por la regla original, en pedestales o colgadas de diferentes fachadas: en la plaza del barrio, en la calle Larga, en la plaza junto al cementerio, en la calle Pío X y en la calle San José. De hecho, tres de estos lugares han conservado en su nombre tradicional referencias a estas cruces: la Cruz Nueva, la Cruz del Cementerio y la plaza de la Santa Cruz. Otro hecho curioso es el sentido del cortejo en la noche del Jueves Santo y en la mañana del Domingo de Resurrección, cuando la Virgen de la Antigua recorre las calles de Olivares en procesión de gloria acompañando al Santísimo Sacramento, tal como preceptuaban ya las primeras reglas de 1552. En la noche del Jueves Santo, el cortejo procesional sale de la capilla y avanza por la calle Roelas hacia la plaza del Barrio, mientras que el cortejo del Domingo de Resurrección sale a la calle Roelas pero avanza hacia la plaza de España, donde se produce el tradicional saludo de la Virgen al Santísimo, en medio del atronador toque de campanas de la iglesia excolegial. Así, el recorrido del Jueves y del Domingo son prácticamente los mismos pero se hacen en sentido contrario.
En cuanto a la ubicación de las cinco cruces de hierro también hay que decir que en torno a ellas se creó hace siglos la fiesta de las Cruces de Mayo, que en Olivares se remonta históricamente a las primitivas reglas de la hermandad de Vera-Cruz, en las que expresamente se establecía que la Virgen de la Antigua procesionase cada 3 de mayo (día de la Santa Cruz) con el niño en brazos recorriendo el itinerario que marcan en distintos puntos del pueblo las mencionadas cruces. Por ello, al llegar ese día los vecinos engalanaban estas cruces con flores y organizaban una jornada festiva. Esta celebración se denominó Invención de la Santa Cruz, Fiesta de la Santa Cruz o simplemente Cruz de Mayo. Esta antigua tradición está muy arraigada en muchos pueblos y ciudades de Andalucía y tiene su máxima expresión en Córdoba y Granada. En Olivares, el genuino origen crucero de esta fiesta se fue desvirtuando en tanto en cuanto la hermandad de Vera-Cruz pasaba por momentos de dificultades. La procesión del 3 de mayo dejó progresivamente de realizarse, por lo que la organización de la fiesta empezó a recaer en los vecinos. Ya entrado el siglo XX, la fiesta fue
decayendo y aunque tuvo un efímero y brillante resurgir en la década de los 60, las Cruces de Mayo se dejaron de celebrar en nuestro pueblo.
Tomás Vélez